Post #05: Lo que me gusta de las tareas domésticas

Para mí, uno de los placeres dominicales es hacer las tareas del hogar como limpiar, cocinar, o hacer la colada. Lo siento por ir en contra de los mandamientos religiosos, pero entregarse a estos quehaceres con el tiempo y energía que me faltan entre semana me parece un gustazo.

A mí en realidad siempre me gustan este tipo de tareas, lo que pasa es que entre semana después de trabajar, ir al gimnasio, y demás obligaciones de la adultez, se me hacen más cuesta arriba. Por eso quitarme las tareas domésticas durante el fin de semana hacen que sienta que empiezo la semana con buen pie.

Las tareas que más disfruto suelen estar relacionadas con la cocina. Me gusta cocinar y me gusta fregar los cacharros y dejar la cocina tan o más limpia que antes de empezar a cocinar.

Downton Abbey es una de mis series favoritas, y hay quien con sorna dice que es una serie que va sobre limpiar y ordenar, y puede que tengan algo de razón.

Habrá gente que no lo entienda pero, en comparación con mi trabajo, hacer que mi casa esté limpia me da una gratificación mucho más instantánea. Yo tengo un trabajo de oficina en el que me paso todo el día leyendo y mandando e-mails, haciendo Excels, atendiendo a reuniones, etc. Y aunque me gusta mi trabajo, la realidad es que el resultado del mismo suele ser mucho más abstracto y tardío. Porque mandar y recibir e-mails no crea nada físico y tangible, al menos de forma inmediata. Es verdad que sirve para que el gran mecanismo de ruedas y engranajes que es la industria moderna siga girando para que, al final del proceso, sí se cree algo, ya sea un producto o un servicio. Pero lo que quiero decir es que, aunque sí hay un resultado tangible, llega después de muchos meses o años. Y además suele ser el resultado del trabajo de muchas personas, de forma que es fácil sentir que tu contribución apenas tiene valor en el cómputo global. A veces pienso que cuando me jubile el único legado de mi trabajo serán un montón de Excels que llegado un momento alguien borrará para que dejen de ocupar espacio en un servidor.

En comparación con esto, cuando tú limpias tu cocina, el resultado es inmediato, es visible a tus ojos. Si cocinas algo rico y elaborado, luego te lo puedes comer y saborearlo. Y además el principal beneficiado eres tú, porque has cuidado de algo tuyo y que vas a disfrutar hoy y ahora. Te sientes bien por contribuir a que el trocito de planeta en el que te ha tocado vivir esté limpio.

Y ya por último, las tareas domésticas tienen otro atractivo, y es que requieren de muy poco esfuerzo mental. Cuando estoy cocinando o limpiando puedo escuchar de verdad la música que me gusta, cosa que no suelo hacer en el trabajo porque me desconcentra. También puedo escuchar podcasts. No hay nada como escuchar historias de true crime mientras friegas. O incluso mejor, no escuchar nada y simplemente quedarme durante horas inmersa en mis pensamientos. Rememorar historias pasadas, tener conversaciones imaginarias con gente con la que te gustaría pasar más tiempo, imaginar futuros hipotéticos. Es como una forma más mundana de meditar. 

Y con esta nota me despido queridos lectores, me voy a hacer un pisto.

Hasta el próximo domingo.

Foto de Catt Liu en Unsplash

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