¿Cómo no me voy a subir al tren Taylor Swift? Seguro que la tenéis hasta en la sopa porque está en todas partes. No hay creador de contenido que no la haya incluido en su material porque Taylor Swift es como el rey Midas, todo lo que toca lo convierte en oro, y vídeo o post o reel donde aparece se convierte en viral.
Pues yo también voy a caer en ese recurso fácil, pero en mi defensa diré que soy una Swifty de la cabeza a los pies. Todavía estoy de luto porque no conseguí entradas para ningún concierto del ERAS tour.
Como todo el mundo, escuché sus primeras canciones allá en los 2010 cuando “You belong with me” o “Love Story” se hicieron hits mundiales. Me gustaron, aunque tampoco me dejaron huella.
Pero hace un par de años empecé a descubrir otras canciones suyas, como “All too well”, “champagne problems”, “The way I loved you”, y me enganché totalmente. Será que tenemos una edad similar y al madurar ambas he conectado más con la letra de sus canciones. “You’re on your own kid”, “Little Old Me”, “I can do it with a broken heart”, ya son himnos para mí. Si fuera más impulsiva cada mes me tatuaría un verso de alguna de sus canciones.
Porque eso es sin duda lo mejor de su música, las letras. Porque en cada una de ellas te relata una historia. Y es que Taylor Swift es una story-teller, o cuentacuentos en español. En el post de instagram donde anunciaba su compromiso decía: “your English teacher and your gym teacher are getting married”, es decir, ella se considera a sí misma la profesora de lengua. No la de música, que sería la comparación más directa e intuitiva que se le ocurriría a quien no la conoce, sino la de lengua. Y eso es porque Taylor tiene tanto o más de escritora que de músico.
Otra de las cosas que me gusta de Taylor (sí, ya me tomo la confianza de tutearla y de llamarla por su nombre de pila) es que no hace falta conocerla para saber que es una perfeccionista. Y aunque yo tengo una relación un poco tormentosa con mi perfeccionismo, disfruto viendo cómo alguien es tan impecable con su trabajo. Sus conciertos son una experiencia religiosa, sus videoclips un deleite para la vista. La estética, los colores, las transiciones, las coreografías. Todo es exquisito.
Y ya para terminar esta alabanza, admiro su inteligencia. Taylor no es solo una cara bonita que escribe muy buenas canciones. Taylor es polivalente, y ha demostrado ser una magnífica estratega. Ha registrado como trademarks versos de sus canciones para aumentar la rentabilidad de su marca personal. Ha encontrado un vacío legal para poder volver a ser dueña de toda su música después de que la discográfica que tenía los derechos los vendiera. Y sobre esto último, ha conseguido que sus fans se implicasen y se pusieran de su parte en este tipo de asuntos que se suelen quedar detrás del telón. Habrá quien vea en esto a alguien demasiado avaricioso, pero yo veo ambición, y me gusta ver eso en una figura femenina, porque demuestra empoderamiento.
Así que nada, si alguien consigue entradas para su próximo concierto, por favor llamadme sea la hora que sea.
Hasta el domingo que viene.

